El Cannabis llega a la Universidad como asignatura para futuros médicos
Mientras crece la demanda de los pacientes por sus beneficios terapéuticos; un grupo multidisciplinario de profesionales de la salud y especialistas, creó la primera asignatura de grado en el país dedicada al “Uso Medicinal del Cannabis”.
La Universidad Nacional del Sur será la primera en el país ofrecer a los estudiantes de Medicina una cátedra sobre Cannabis Medicinal. Será optativa y estará orientada a alumnos de tercer año. Tendrá una duración de 20 horas cátedra, con talleres, y participarán médicos, farmacéuticos, psicólogos, sociólogos, ingenieros agrónomos y otros profesionales.
“Nuestro objetivo es realizar un aporte sustancial a los estudiantes de grado en campos disciplinares donde existe escasa formación, específicamente en lo que a plantas medicinales se refiere. Trabajamos gratuitamente pero con entusiasmo porque vemos que hay una realidad y demanda social de personas que recurren a estas terapias porque perciben una mejora en determinadas dolencias o condiciones de salud”, explica uno de los integrantes del grupo a cargo de esta iniciativa. Se trata del profesor Alejandro Bucciarelli, farmacéutico, especialista en fitoterapias e investigador en el área de plantas medicinales de la Cátedra de “Farmacognosia”, perteneciente a la carrera de Farmacia del Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la UNS.
“En muchos casos el uso del aceite de Cannabis comienza por iniciativa propia con la automedicación. Como profesionales de la salud en sus diferentes áreas, vemos con preocupación este tipo de prácticas por estar alejadas de los médicos en su prescripción y del farmacéutico en su elaboración, control de calidad y dispensación, pero sí somos conscientes que tenemos que dar una respuesta a la demanda de esos pacientes y aportar desde la Universidad un ámbito para la generación de conocimiento científico”, agrega.
En abril de 2017 se sancionó la Ley 27.350, que tiene por objeto establecer un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor, de la planta de Cannabis y sus derivados, garantizando y promoviendo el cuidado integral de la salud. Cabe destacar que en julio de 2018 la Jueza Federal de Viedma, Mirta Filipuzzi, hizo lugar a una medida cautelar presentada por una familia de San Antonio Oeste para permitir el autocultivo de marihuana con fines medicinales, para tratar a un menor con síndrome de Tourette.
“La autorización para autocultivo de la sustancia vegetal en cuestión, si bien está sugerida en evitar que los responsables puedan verse perseguidos por una infracción de tipo penal, se asienta esencialmente en la mejora de la salud y calidad de vida del menor”, planteó la jueza en su histórico fallo. Meses después, varios fallos judiciales obligaron a prepagas a cubrir el 100% del tratamiento con aceite de Cannabis para pacientes con afecciones diversas.
Sin embargo, la falta de reglamentación de algunos aspectos de la ley todavía hace que la tenencia de semillas, plantas o derivados del Cannabis en Argentina está penada por la ley de estupefacientes. En otros países la legislación es más selectiva. Por ejemplo, en algunos estados de Estados Unidos, Canadá, Israel y otros países de Europa no es ilegal tener una determinada cantidad de plantas para uso medicinal o recreativo y, en Uruguay, por ejemplo, existen clubes de cultivo registrados.
“Vemos que en algunos países la temática está más avanzada y en otros no tanto. En estos últimos casos es donde deberían participar más activamente las universidades, apoyadas por un Estado y marcos institucionales adecuados y políticas reglamentarias eficaces, condiciones fundamentales para generar conocimiento, tender puentes y transmitir un mensaje clarificador. Nuestra propuesta apunta a abordar las diferentes aristas, tanto en sus beneficios terapéuticos como en lo referido a contraindicaciones, efectos adversos, reducción de riesgos, legislación y aspectos fitoquímicos y farmacológicos, entre otros”, explica Bucciarelli.
Según el especialista en fitoterapia, la filosofía del grupo es trabajar siempre bajo la órbita de la prescripción y seguimiento de los médicos. Sin embargo, reconoce que “lo novedoso de estas terapias ha hecho que muchos profesionales nos tengamos que poner a estudiar más detalladamente aspectos que hasta el momento sólo eran abordados desde la mirada de la Toxicología o de la Farmacognosia, de manera sucinta. Qué mejor que lograrlo a través del dictado de una asignatura que incluya conceptos generales y específicos para estudiantes de grado, y que se favorezca el desarrollo interdisciplinario de actividades de investigación, extensión y divulgación”, justifica.
Además, cabe destacar que la Ley 27.350 fija como objetivos del Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis “las acciones de promoción y prevención orientadas a garantizar el derecho a la salud”, “la promoción de medidas de concientización dirigidas a la población en general” y “desarrollar evidencia científica sobre diferentes alternativas terapéuticas a problemas de salud, que no abordan los tratamientos médicos convencionales”. También, “investigar los fines terapéuticos y científicos de la planta de Cannabis y sus derivados en la terapéutica humana”, “establecer la eficacia para cada indicación terapéutica, que permita el uso adecuado y la universalización del acceso al tratamiento” así como “conocer los efectos secundarios del uso medicinal de la planta de Cannabis y sus derivados, y establecer la seguridad y las limitaciones para su uso, promoviendo el cuidado de la población en su conjunto”. Es decir, gran parte de las acciones que se plantean desde la flamante cátedra.
“Muchos profesionales de los que participamos nos hemos formado en esta y otras universidades públicas, queremos retribuirle algo a la sociedad y que ese conocimiento no quede circunscripto solamente a nuestros laboratorios. Pensamos que esta es una de las mejores maneras de hacerlo, desde nuestros campos de formación, en donde vemos que hay una vacancia en determinados conocimientos entre los profesionales de la salud que no suelen ser cubiertos durante la formación de grado. Este logro, que si bien es inicial, ha resultado superador por tratarse de la primera asignatura de este tipo en una carrera de grado a nivel nacional, y con un equipo interdisciplinario de profesionales altamente calificados y en permanente actualización”, afirma Bucciarelli.
Según cuenta, alumnos de carreras como Farmacia, Bioquímica y otras les han transmitido la inquietud de cursar la materia como extracurricular, y han recibido consultas de estudiantes de otras universidades que quieren participar en calidad de oyentes. “El Cannabis despierta mucha curiosidad en la gente, especialmente porque en ocasiones resulta una herramienta complementaria eficaz en determinados tratamientos convencionales que no han logrado una evolución favorable en algunas enfermedades”, detalla.
Tal como explica, “las plantas medicinales y medicamentos que derivan de ellas, tienen distintos niveles de evidencia clínica para validar su capacidad de tener un efecto comprobable. Existe evidencia sustancial del Cannabis en estudios clínicos en humanos, especialmente en el tratamiento del dolor, náuseas, esclerosis múltiple, fibromialgia y trastornos del sueño. No obstante, hay otras enfermedades en donde se requieren mayores niveles de evidencia, como el cáncer, epilepsia y espasticidad, lo que hace necesarias mayores investigaciones en el tema”.
Bucciarelli remarca que si bien la ley de estupefacientes prohíbe la tenencia y derivados de la planta sin prescripción médica o amparo judicial, estos productos suelen venderse en portales de internet, con sus precios y fotografías. Incluso, los visitantes de esos sitios formulan preguntas de índole científico y los vendedores las responden como si fueran profesionales de la salud. “Resulta contradictorio que mientras una ley prohíbe su tenencia sin prescripción médica, se vendan productos en portales web libremente, al alcance de cualquier interesado”.
“En el laboratorio hemos realizado análisis de muestras incógnitas rotuladas como supuestos aceites de Cannabis que se venden por Internet, que son traídas de otros países o comprados por terceros, con la sorpresa de que en muchos casos son falsificaciones, o durante su elaboración se utilizan partes vegetales que no poseen los componentes químicos requeridos –llamados fitocannabinoides- en cantidad y proporciones suficientes sino que provienen de hojas o semillas, hecho que se traduce en una gran variabilidad de la calidad química y de respuesta terapéutica. Incluso, algunos son simples muestras que sólo contienen aceite comestible”.
Según explica el investigador, recientes amparos judiciales han favorecido el cultivo particular de un limitado número de plantas o la importación de aceites. “Esto último se tramita en la ANMAT, mediante la inscripción en un registro nacional de pacientes en tratamiento con Cannabis (RECANN), luego del cual un programa coordinará con el solicitante la provisión del producto. No obstante, según algunos pacientes, estos trámites suelen demorar y en ocasiones no se obtiene respuesta para atender la necesidad de tratar determinadas patologías que involucran dolor –algo que no puede esperar- y prefieren transitar por fuera de las reglamentaciones”.
También hay que destacar que algunos casos de amparos judiciales han tenido curso favorable porque los pacientes requieren determinadas variedades y/o quimiotipos de la planta, con un determinado perfil químico, que no puede detectarse a simple vista, ya que los aspectos genéticos y condiciones de cultivo son determinantes en su contenido de cannabinoides. A esto se suma que el tratamiento de ciertas enfermedades requiere productos con diferentes componentes químicos y en cantidades diferentes, por lo que un aceite no siempre resulta efectivo para cualquier terapia.
“Una falla en la farmacoterapia puede deberse también a que el producto no es genuino y es allí donde la Universidad puede colaborar en el control de calidad del mismo. En nuestro equipo de trabajo no proveemos ningún tipo de producto sino que nuestra misión se focaliza en enseñar, aprender, investigar, controlar la calidad, conectar y difundir actividades científicas en coordinación con la ONG local Cultivo mi Medicina”, concluye.
Fuente: argentinainvestiga