Abejas construyen nidos enteramente de plástico
Los residuos plásticos agrícolas pueden modificar el comportamiento y la diversidad de la vida silvestre. Así lo comprobó un estudio de la UBA que registró por primera vez una construcción hecha totalmente de este material derivado del petróleo.
Una gran cantidad de envases y bolsas plásticas de diversos insumos de la actividad agrícola quedan en el ambiente luego de su uso. Estos residuos pueden modificar la diversidad y el comportamiento de la fauna silvestre. Una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en colaboración con el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar de la Región de Cuyo (INTA) corroboró este hecho al encontrar, por primera vez en el mundo, un nido de abejas construido enteramente de dos tipos de desechos plásticos en un campo de producción de semillas en la provincia de San Luis.
“Habíamos puesto más de 60 trampas y en una de ellas registramos el primer nido de abeja del mundo compuesto totalmente de piezas plásticas. Además, comprobamos que el insecto usó dos tipos diferentes de este material derivado del petróleo para construir las tres celdillas que componen el nido. Las primeras dos eran de un fino plástico celeste y la última de un plástico blanco y más grueso. La abeja cortó más de 20 piezas de bolsas de residuos y las colocó una por una en forma de barril dentro de la madera”, añadió a partir del estudio que publicaron en la revista científica Apidologie.
A pesar de que los investigadores no vieron al individuo responsable del nido, saben que pertenecía a una especie de Megachile. “Las abejas de este grupo son solitarias y algunas arman sus nidos en huecos. Usan materiales vegetales que recogen del ambiente, como pedazos de hojas, pétalos y barro, para construir celdillas donde ponen un huevo en cada una, junto con polen y néctar para que cuando la larva emerja, pueda alimentarse. Un nido puede tener hasta 6 crías, aunque está limitado principalmente por el espacio disponible”, explicó Torretta, quien también es investigador del Conicet.
En este sentido, el investigador señaló al sitio de divulgación científica Sobre la Tierra que no se sabe si la abeja reemplazó las hojas y los pétalos que normalmente usa para construir su nido debido a la falta de vegetación disponible o si prefirió construirlo de plástico por alguna razón aún desconocida. Sea como fuere, el uso de este nuevo material resalta la flexibilidad de estos insectos para responder a cambios en el ambiente y para emplear materiales alternativos en sus nidos.
Diversidad de abejas
El grupo de investigación que compone Torretta piensa que la abeja en cuestión pertenece a la especie Megachile rotundata que proviene de Asia. “La trajeron a la Argentina en la década del 70 por razones comerciales y se naturalizó. Mientras que la conocida abeja de la miel, Apis mellifera, es una abeja social que utiliza la cera que produce en sus glándulas para construir el panal, M. rotundata, que no anida en comunidad, corta y colecta piezas vegetales para disponerlas como si fueran tejas para elaborar su nido”.
Polinización
El docente indicó que las abejas silvestres se encuentran en un estado de riesgo ya que para alimentar a sus crías deben recolectar polen y, por lo tanto, necesitan abundancia y diversidad de flores. “El actual modelo de agricultura, además de homogeneizar la disponibilidad de flores de especies vegetales y limitarlas a un cierto momento del año, también quiere tener alambrados limpios y brillantes. Sin malezas, se reduce el número y la diversidad de flores, y las abejas siguen la misma tendencia”.
Fuente: sobrelatierra.agro.uba.ar