Agricultura natural: Los principios de Masanobu Fukuoka

Parece increíble pensar que la revolución agrícola comenzó hace ya más de 50 años atrás gracias a la labor del filósofo, biólogo y agricultor Masanobu Fukuoka.
Ha sido justamente su forma de repensar la manera en que sembramos lo que le ha valido una distinción fundamental en este ámbito y ha sentado las bases de la permacultura y de una « agricultura natural ».
Aunque su acercamiento filosófico a la naturaleza tenga raíces taoístas e incluso holísticas, es la sencillez de su concepción donde realmente radica su genialidad. Pero si le interesa conocer más a fondo cómo el maestro Fukuoka desarrolló sus ideas, le recomendamos que no deje de leer sus obras: La revolución de una brizna de paja y La senda natural del cultivo.
¿Qué es la agricultura natural?
Si alguna vez se ha preguntado si existe una forma más sencilla de sembrar o de generar cultivos, es debido a que por alguna razón no se ha enterado del Método Fukuoka. De hecho, los principios que rigen su filosofía parecen contradecir todo lo que hasta ahora habíamos conocido sobre los métodos de siembra tradicional. Pero como él mismo lo ha dicho, hay una delgada línea entre una y otra, pero ambas están unidas por un estrecho vínculo científico.
En su método, él enfatiza el concepto taoísta del no hacer, que en realidad se traduce en el no intervenir o intervenir lo menos posible con los ciclos naturales y su armonía intrínseca. La idea principal es cultivar con la mayor naturalidad posible, evitando el uso de maquinaria agrícola, pulverizadores, abonos, omitiendo el trabajo del suelo (los únicos aperos autorizados son la grada de discos y los cultivadores que hacen un trabajo del suelo superficial) y permitiendo que la sinergia del ecosistema produzca los resultados.
Ya que el ser humano ha tratado de controlarlo todo, especialmente lo que come, para Fukuoka la mayoría tiene una idea equívoca al pensar que somos quienes producimos el alimento. De hecho la naturaleza, mucho antes de que el hombre apareciera, generaba lo necesario para las criaturas que habitaban el mundo. En su arrogancia, la humanidad solo ha acelerado la destrucción de los suelos, la biodiversidad y los ecosistemas.
Cuáles son los principios fundamentales?
Para que tenga un poco más claro las nociones fundamentales que ha establecido el maestro Fukuoka, veamos con más detenimiento los principios que han guiado su legado:
Evitar el trabajo del suelo. Esto implica esencialmente dejar el suelo intacto, en las condiciones primigenias que tiene. Gran parte del esfuerzo empleado en el cultivo tradicional está en preparar la tierra para sembrar, por lo que con este principio se deja de lado el gasto de energía.
Dejar que las plantas se desarrollen naturalmente. Lo que Fukuoka nos transmite con esta idea, es una de dejar ser a la naturaleza. Aunque nosotros insistamos en alterar el desarrollo de la planta para fines comerciales, su crecimiento natural, sin poda, fertilizantes o agentes químicos, siempre dará mejores resultados con otro tipo de controles.
Prescindir de herbicidas y permitir la maleza. En pocas palabras, todas las plantas, incluso aquellas que consideramos dañinas, tienen cierta utilidad. La autorregulación de los sistemas permite controlar aquellos agentes perjudiciales para beneficio del ecosistema.
Evitar los abonos, fertilizantes o pesticidas. La industria agroquímica debe en gran parte su éxito al cultivo tradicional. Parecería impensable prescindir de algo que ya forma parte indivisible de este proceso. Sin embargo, para Fukuoka es todo lo contrario. El uso de pesticidas, de técnicas artificiales y de agroquímicos no solo es inconsecuente sino altamente perjudicial.
Técnicas de la agricultura natural(Método Fukuoka)
Como parte de la sencillez de su método, el maestro Fukuoka desarrolló una técnica de cultivo a la que se le denomina Nendo Dango, que son unas pequeñas bolas de arcilla. La particularidad de este sistema es que elimina por completo cualquier idea de laboriosidad, trabajo arduo o pesado asociado con la dinámica de sembrar cultivos.
La simpleza del método consiste en incorporar las semillas a una pequeña bola de barro o arcilla de unos 2 ó 3 cm para protegerla. A partir de ahí, solo hay que ponerlas en el suelo que se desea cultivar. Una vez que aparezca la lluvia, la arcilla se deshace y comienza el proceso de germinación. Así se pueden cultivar grandes o pequeñas extensiones de terreno.
Las bolitas son muy versátiles para cosechar gran variedad de cultivos. De hecho, el japonés enfatiza que la zona a utilizar debería contener toda clase de plantas y evitar el monocultivo, que se ha utilizado para fines comerciales. La rotación y el policultivo generan relaciones de simbiosis entre plantas, aves e insectos que además de realzar la biodiversidad, hacen innecesaria la aplicación de productos tóxicos o el uso de maquinaria agrícola.
Es por ello que la mezcla va acompañada de tréboles blancos, que no solo crecen más rápido, sino que sirven como protección para el suelo y a su vez como plantas cuando cumplen su ciclo natural. Lo que hacen es aportar nitrógeno al suelo, llenándolo de los nutrientes necesarios para cosechar. Además, evitan la aparición de la maleza, lo que implica que no hace falta el uso de herbicidas.
Aunando a este sistema, se aplica otra técnica muy sencilla y eficaz para potenciar los ciclos de la naturaleza. Para no tener que labrar el campo, sólo hace falta recubrirlo con el material vegetal que ha quedado del ciclo de cultivo previo. Esto va a producir una capa natural de compost que retiene la humedad, los nutrientes y que además evita la aparición de maleza.
Entonces, la agricultura natural repiensa completamente la manera de considerar la relación hombre-naturaleza, devolviendo a ésta su estado « natural ».
Fuente: concienciaeco.com.ar