Glifosato: leucemia, malformaciones embrionarias y abortos espontáneos
Destacados investigadores denunciaron los efectos del herbicida más utilizado en las plantaciones de soja. En algunas localidades, la Justicia inhabilitó el uso de glifosato cerca de las poblaciones.
Al atravesar la barrera placentaria y aumentar en cuatro o cinco veces el ácido retinoico, este agrotóxico genera efectos no deseados en embarazos y aumenta los casos de leucemia en menores, entre otras graves patologías.
“Si médicos de todo el país plantean y denuncian que en zonas donde se fumiga con glifosato aumentaron hasta cuatro veces más los casos de malformaciones, abortos, cáncer y leucemia en niños y jóvenes, yo no puedo pensar que deliran, que es un complot, o mienten”, señaló el doctor Andrés Carrasco, jefe del laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, que fue entrevistado por InfoUniversidades durante una visita a la Universidad Nacional del Sur.
Carrasco fue uno de los primeros científicos argentinos que demostró en laboratorio los efectos del glifosato en animales. Estos efectos fueron advertidos al utilizar el agroquímico en las cantidades recomendadas por sus fabricantes, pero también aparecieron en embriones expuestos a dosis hasta 1.540 veces inferiores a las usadas en los campos de soja. En marzo de este año, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Santa Fe limitó la utilización de agroquímicos en un radio de 800 metros de la localidad de San Jorge, donde se realizaron numerosas denuncias y exigió que el Estado demuestre que el líquido es inocuo para la salud.
La utilización del glifosato modifica una sustancia que todos los seres vivos tienen en el cuerpo y que, acumulada o disminuida, provoca alteraciones en el embrión, porque es la que regula la morfología. “Esa sustancia -señaló Carrasco- se llama ácido retinoico y debe tener un nivel adecuado para que el vertebrado se forme de manera correcta. Hay una estrecha relación entre el glifosato y las alteraciones en el mecanismo genético de los cuerpos en formación. Eso provoca falta de cierre del cráneo, hidrocefalia, mielomeningocele y malformaciones de todo tipo, que pueden derivar en diversas patologías”.
“Es un hecho indiscutible que el glifosato, al atravesar la barrera placentaria y aumentar en cuatro o cinco veces el ácido retinoico, produce malformaciones en el embrión. El mecanismo que pudimos comprobar afecta a una población restringida: mujeres en edad fértil que cursan embarazos en zona rurales. Pero el glifosato también está asociado a un aumento significativo de casos de leucemia en chicos menores de 15 años, entre otros trastornos que nuestro sistema sanitario no se ha ocupado de investigar epidemiológicamente en profundidad”, sostuvo Carrasco.
Las tareas del investigador comenzaron a fines de 2008. Los resultados en embriones de vertebrados en contacto con el herbicida fueron alarmantes: anfibios o pollos con malformaciones, debido a la alteración de los niveles del ácido retinoico. También, malformaciones en el 100 por ciento de los embriones que crecieron sumergidos en glifosato diluido, y entre el 50 y el 70 por ciento en aquellos inyectados con el herbicida. “Los sistemas en desarrollo embrionario son muy sensibles. En realidad, este tipo de herbicida es un veneno, incluso en bajas dosis. Lo que estábamos probando es cuán venenoso resulta algo que ya se sabe, es venenoso”, señaló.
“No sólo provoca efectos en los embriones, sino también causa abortos espontáneos -aseguró Carrasco-; por cada embrión malformado, hay muchos que no llegan ni a eso. Estos problemas tienen explicaciones genéticas. Pueden pasar porque los genes están dañados o porque el medio ambiente lo dañó. El desarrollo embrionario es muy sensible en los seres humanos, especialmente en la segunda y tercera semana de formación del feto”.
En la actualidad, hay otros grupos de científicos que realizan investigaciones similares. En la Universidad Nacional del Litoral se evidenció que entre los efectos que produce el glifosato se cuentan problemas respiratorios, daños al sistema nervioso central y destrucción de glóbulos rojos en humanos. Y la muerte de las células nerviosas que la cipermetrina (insecticida de amplio uso en nuestro país) provoca en los anfibios, una de las especies expuestas a riesgo ecológico. (Ver Artículo)
Glifosato, soja transgénica y cosechas récord
El glifosato es un principio activo de herbicida que bloquea la actividad de una enzima, sin la que los vegetales mueren. Controla las malezas que compiten con los cultivos por recursos vitales como la luz, el agua y los nutrientes.
Utilizado en la siembra de soja, tuvo una notable expansión con la aparición de la variedad genéticamente modificada de este cultivo, en 1996. La soja transgénica, resistente a este agrotóxico, fue un gran avance para dar un paso más en el control de malezas difíciles, como el sorgo de alepo y gramón, e incorporar más hectáreas a la agricultura. Al reemplazar a otros herbicidas, permitió una reducción de los costos de producción que impulsó el crecimiento de la cosecha a niveles récord que, sumado a la siembra directa, tuvo un efecto multiplicador.
En nuestro país hay 20 millones de hectáreas de producción de soja, para las que se utilizan 200 millones de litros de glifosato (elemento autorizado por el Senasa), que mayormente se esparcen a través de aviones en campos de algodón, soja y maíz. Se estima que la exportación de estos dos últimos en 2010 alcanzará las 60 millones de toneladas, una cantidad récord en producción y en ingresos fiscales. En 2009, se incrementó en el mundo la cantidad de hectáreas sembradas con soja, que pasaron de 125 a 134 millones, un 7 por ciento más respecto de 2008.
Fuente: Argentina Investiga