¿Hoy tomaste mate? Entonces no te pierdas esta nota

Monsanto, Syngenta, BASF, DuPont-Pioneer y Dow, entre otras, son empresas multinacionales que se dedican a la agricultura industrial. Este tipo de agricultura ha demostrado que sólo incrementa rendimientos con más productos químicos y semillas transgénicas
Estos productos son controladas por dicho grupo de empresas, mientras la mayoría de la producción no es alimento humano, es alimento para animales de cría industrial y biocombustibles.
En la mayoría de la superficie cultivable de Argentina se siembran cultivos transgénicos -como la soja y el maíz- para los que anualmente se usan más de 300 millones de litros de agrotóxicos. Además, muchos de los alimentos que consumimos -incluida la yerba mate- están expuestos a productos químicos que están asociados al cáncer y actúan como disruptores hormonales en nuestro organismo.
¿Cuál es la alternativa?
Creemos que es posible llevar adelante una agricultura basada en la biodiversidad y la sostenibilidad. La respuesta es la revolución agroecológica que respeta y fortalece los ciclos de la naturaleza. La agroecología combina la ciencia moderna e innovación con los conocimientos locales tradicionales. Protege el suelo, el agua y el clima y no contamina el medio ambiente con productos químicos o semillas genéticamente modificadas. Su objetivo es que la comida saludable sea accesible para toda la población y que la tecnología agrícola sea controlada por las comunidades locales, en lugar de multinacionales.
La agricultura ecológica se basa en 7 principios fundamentales:
Soberanía alimentaria: los productores y consumidores deben tener el control de la cadena alimenticia y determinar cómo se produce la comida.
Valorización de la vida rural: contribuye al desarrollo rural y la lucha contra la pobreza porque garantiza un medio de vida rural seguro, sano y económicamente viable.
Producción inteligente: produce con saberes locales y se apoya en los ciclos de la naturaleza, no en las corporaciones. Así los agricultores pueden lograr mayor autonomía, estabilidad y ampliar su margen de ganancia.
Biodiversidad: se basa en la diversidad desde la semilla hasta el paisaje. Así favorece al equilibrio de la naturaleza y la variedad en la dieta de la población.
Protección ecológica contra las plagas: busca el equilibrio de los ecosistemas, así posibilita a los agricultores el control de las plagas y malas hierbas sin agrotóxicos.
Suelos sanos: aumenta la fertilidad de suelo sin el uso de agrotóxicos y al mismo tiempo los protege de la erosión, la contaminación y la acidificación.
Sistemas alimentarios resilientes: construye ecosistemas productivos con capacidad para adaptarse a las crisis climáticas y económicas.
Fuente: Greenpeace
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