Negocios peligrosos: El acuerdo China-Argentina que puede convertirnos en una fábrica de nuevas pandemias
El acuerdo entre Argentina y China para producir 9 millones de toneladas de carne porcina aún se está negociando, pero su resistencia ya juntó miles de firmas y adhesiones para frenarlo. Pues, lo que luce como un jugoso negocio podría tener los efectos ambientales del monocultivo de soja transgénica.
El documento, que lleva el título «No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias», busca frenar ese acuerdo que implicaría pasar de producir 6/7 millones de cerdos por año a 100 millones, y los peligros que ello conlleva.
Argentina está negociando un acuerdo con China por el cual pasaríamos de producir 6/7 millones de cerdos por año a 100 millones. Pero la noticia, que luce como un gran negocio puede llevarnos a un desastre inimaginable.
El acuerdo parte de la crisis de la Peste Porcina Africana (PPA) en China, que, de acuerdo a un documento publicado en el blog «Pacto Social y Económico», «ya generó la matanza de 180 a 250 millones de cerdos chinos para evitar la propagación del virus y estiman que erradicar la enfermedad les podría demandar más de 10 años. La matanza disminuyó la producción entre un 20 y un 50%».
El 6 de julio pasado, la cancillería argentina difundió una comunicación entre el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Felipe Solá, y el ministro de Comercio de la República Popular China, ZhongShan, donde se anuncia una «asociación estratégica» entre ambos países, referida a la producción de carne porcina y se anuncia una «inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas» para «producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad», lo que «le daría a China absoluta seguridad de abastecimiento durante muchos años».
Desde Cancillería afirman que «aún no hay acuerdo y que se tendrán en cuenta las prevenciones planteadas y que aún no hay fecha estimada para el lanzamiento».
La periodista Soledad Barruti advierte que «aún estamos a tiempo de dejar de entregarnos a un agronegocio suicida», que ella compara con el Programa Pura Soja de 1996, «donde a raíz de un acuerdo de Felipe Solá, ‘nos convertimos en los grandes alimentadores de cerdos de China a raíz del monocultivo de soja».
«Pero ahora en vez de alimentar con nuestra soja a los cerdos chinos, vamos a pasar a entregarles a los animales directamente. Con todo lo que implica la cría industrial, zoonosis de todo tipo, y la resistencia bacteriana. 800 mil personas mueren por año por eso. Además de la contaminación del aire, agua, y profundización de un modelo agroindustrial que venimos denunciando», explicó Marcos Ezequiel Filardi, abogado de derechos humanos y soberanía alimentaria, al sitio ‘Perfil’.
Según fuentes oficiales, la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) y la Asociación China para la Promoción y el Desarrollo Industrial de China (CAPID) impulsaría inversiones por US$27.000 mil millones en los próximos 4 a 8 años.
Pero el desastre, según explica Barrutti, sería similar a lo que fue la incorporación de soja trasngénica que convirtió el campo en un experimento a cielo abierto donde se arroja un 1400% más de venenos que hace 25 años, a los bosques en versiones cada vez más reducidas de sí mismos, y a nuestra alimentación en la de la tierra de los malcomidos.
«La instalación de granjas chinas en nuestro país va a agudizar esa situación (porque va a haber que producir aún más soja) y va a ponernos frente a nuevos peligros. Por ejemplo, potenciales pandemias».
De eso haba en el breve y explicativo video, en el que se extiende también sobre el maltrato animal: cuenta que los cerdos al ser hacinados en cubículos, luchan por escaparse mordiendo y golpeando los barrotes metálicos, lesionándose y provocándoles problemas mentales y físicos. Por eso se les arrancan los colmillos y la cola que por el estrés es lo primero que se lesionan. Su sufrimiento es constante y muchos padecerán problemas respiratorios.
Las primeras firmas del documento son Soledad Barruti (periodista y escritora), Maristella Svampa (socióloga y escritora), Guillermo Folguera (CONICET-UBA/Biologo-Filosofo), Marcos Ezequiel Filardi (abogado de derechos humanos y soberanía alimentaria), Enrique Viale (abogado ambientalista), Elizabeth Jacobo (FAUBA), Miryam Kurganoff de Gorban (nutricionista y doctora honoris causa UBA y UNR), Gabriela Cabezón Cámara (escritora), Pablo Alabarces (Sociólogo/Investigador del Conicet), Beatriz Sarlo (ensayista y escritora), Patricia Pintos (Geógrafa/UNLP), Rafael Colombo (abogado ambientalista), Gabriela Massuh (escritora), Carlos Gamerro (escritor), Alejandra García, (Fundación Franz Weber), Jesusa Rodríguez (Senadora de la República Mexicana), Liliana Felipe (compositora), Erica Rivas (actriz), Leonor Manso (actriz), Patricia Zangaro (dramaturga).
En el sitio de nuestros colegas ‘EcoPortal’, se explica claramente cómo la actual pandemia por Covid-19, al igual que ocurrió con el ébola, la gripe aviar y la porcina, el SARS y otras zoonosis, es un virus que emergió por alguna de estas causas: hacinar animales para su cría industrial y/o su venta, y desintegrar ecosistemas acercando a las especies entre sí.
En los criaderos industriales, los animales son sometidos a aplicaciones de una cantidad de antibióticos y antivirales para prevenir las enfermedades y engordarlos rápidamente. Por ende, estos centros industriales se convierten en un caldo de cultivo de virus y bacterias resistentes. Una vez que un microorganismo muta, se fortalece y puede provocar nuevas infecciones con daños incalculables. Como consecuencia, hay que tomar medidas como el confinamiento de una gran parte de la población mundial o la matanza de miles de millones de animales.
Fuente: urgente24
Que desastre seri’a eso !!!!!!! todo en nombre de los negocios !!!!!! BASTA !!!!!!