Impenetrable. Hay tala, y mucha. No solo ilegal, sino descontrolada
Un presupuesto que da luz verde a la deforestación. El Presupuesto Nacional 2017 asigna $ 250 millones a la conservación de bosques nativos, esto representa solo el 4% de lo que corresponde por ley.
Uno, dos, tres… el conteo continúa. Son más de 350 los kilómetros que separan al corazón del Impenetrable chaqueño de Resistencia, capital de la provincia gobernada por Domingo Peppo. Y, al recorrerlos, resulta casi imposible no cruzarse con camiones con acoplados cargados de troncos y más troncos de árboles recién talados.
Según los locales, en Miraflores (una de las «puertas de acceso» al monte), pueden observarse pasar no menos de cinco a diez camiones -algunos con guía (que habilita el traslado de dicho producto), otros sin ella- por día. El volumen asusta, sobre todo si se considera que cada uno arrastra consigo entre 30 y 40 toneladas de madera extraída, no siempre legalmente, de su lugar de origen.
«Hay tala, y mucha. No solo ilegal, sino descontrolada», confirma Riccardo Tiddi, especialista de Conservation Land Trust (CLT), la organización creada por el difunto Douglas Tompkins, que tiene presencia desde hace años en la zona, con motivo de la creación del Parque Nacional El Impenetrable.
El desmonte del Gran Chaco Americano, cuenta, es «muy acelerado» y, en esta provincia en particular, la preocupación primera radica en el aprovechamiento forestal.
«Se está explotando muy rápidamente y todas las especies son árboles de crecimiento muy lento (por el clima seco y las elevadas temperaturas). Un aprovechamiento es solo sustentable cuando se respetan los ratios de crecimiento», define, al tiempo que advierte que, de continuar constante esta tendencia, en una o dos décadas se podría llegar al agotamiento del recurso.
Las palabras de Tiddi no hacen sino describir el escenario con el que el visitante se enfrenta al adentrarse en el Impenetrable, este bosque nativo al que -de acuerdo a la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal de la, entonces, Secretaría de Medio Ambiente- corresponde más del 60% de las 1,11 millones de hectáreas que desaparecieron entre 1998 y 2006.
De los quebrachos colorados, palo santos y algarrobos que antes caracterizaban su flora, hoy poco queda. Los ejemplares centenarios (exceptuando aquellos que residen dentro de las 128.000 hectáreas que constituirán el Parque Nacional El Impenetrable) son cada vez más difíciles de hallar. Las secuelas de la deforestación, en cambio, se observan en todas partes.
El tipo de monte está cambiando, su cara mutando y, con ello, también su significado tanto biológico como económico. Tal como señala el italiano que, desde hace años, tomó residencia en Chaco y lidera los equipos de CLT en el terreno, en el Impenetrable «hoy se están arbustificando los pastizales, y sacando los ejemplares más altos y viejos».
En su lugar, en el monte actualmente abundan los cardones y viñales, los últimos impidiendo la aparición de cualquier otro tipo de vegetación a su paso. La tierra está árida, y cuesta imaginar que una especie nativa pueda florecer nuevamente de ella. Y, si en reforestación se piensa, solo baste saber que el ratio de crecimiento de, por ejemplo, el quebracho colorado, se estima en un centímetro al año como máximo en el caso del diámetro y de 10 a 15 centímetros en el de la altura.
El precio de la madera
Según pudo saber El Cronista, la tonelada de otra de las especies en peligro de extinción en la zona, el algarrobo, se paga entre $ 300 y $ 400 la tonelada al momento de la extracción. Al arribar a Resistencia, el precio puede haber ascendido a $ 1.500, en tanto, de llegar a Buenos Aires, este se multiplica por diez.
Si bien estos valores son solo estimativos, explican parte de las condiciones que incentivan el aumento de la deforestación. Otras son el cambio de uso del suelo y la ampliación de la frontera agrícola (particularmente de la soja, cuyas retenciones fueron reducidas), aunque no es este el principal peligro en el Impenetrable chaqueño.
La respuesta del Estado frente a estas amenazas tomó forma en 2007 con la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos -mejor conocida como Ley de Bosques. Sin embargo, la irregularidad de su aplicación, y la escasa asignación de recursos al Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos, la convirtieron en un instrumento poco hábil a la hora de desmotivar el avance de la deforestación.
De acuerdo a los cálculos de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), en su primer año de implementación, 2010, el Presupuesto Nacional solo proveyó al fondo del 24% de lo que, por ley, debía asignársele, con el agravante de que, luego, más del 50% de ese dinero fue reasignado al programa «Fútbol para Todos». Desde entonces hasta hoy, el porcentaje no ha hecho sino disminuir, colocándose en el último presupuesto kirchnerista en 5%.
«De cumplirse la Ley de Bosques, el monto asignado en 2017 para proteger y conservar los bosques no debiera ser menor a $ 7.000 millones. Sin embargo, desde la sanción de la norma en 2007, su correcta implementación todavía es una cuenta pendiente.
Entre 2010 y 2015 se otorgaron $ 1.239 millones en vez de los $ 14.750 millones correspondientes, lo que implica que se asignó solo el 8,5% de los fondos estipulados por ley», advierten desde Fundación Vida Silvestre Argentina.
Ahora bien, de cara al año que viene, y pese al cambio de Gobierno, la situación no mejoró. El monto destinado en esta ocasión no se acerca a los $ 7.000 millones establecidos por ley y reclamados por diversas organizaciones ambientalistas. Por el contrario, el porcentaje se redujo en un punto: $ 270 millones se destinaron al fondo en el Presupuesto 2017, equivalentes al 4% de lo que la ley demanda.
«En el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos considero también al Programa Nacional de Protección de Bosques Nativos, que son $ 27 millones más. También tengo presente los derechos a la exportación, porque, por ley, se deben considerar en el fondo. Y el monto me da un 4%», puntualiza María Marta Di Paola, coordinadora en Economía y Política Ambiental de FARN.
¿Cuánto es este dinero si se lo distribuye por hectárea de bosque nativo? «Hay 53 millones de hectáreas de bosque nativo, pero allí están contabilizadas las tres categorías.
A los que están en categoría verde (sectores de bajo valor de conservación que pueden transformarse), no les corresponderían fondos. Si consideramos las categorías roja (sectores de muy alto valor de conservación que no deben transformarse) y amarilla (sectores de mediano valor de conservación), suman 41 millones de hectáreas. Lo que se les estaría dando es $ 7 por hectárea por año», responde la especialista. Y acota: «Esto es netamente lo que va a las provincias. El 30% de ese monto queda en administración y el 70% es lo que va a protección. Entonces, si se descuenta eso, son $ 5 netos que van por hectárea durante 2017».
Ejecución
Según explica una fuente que recorre pasillos ministeriales, algunas cosas sí habrían mejorado con la llegada de Cambiemos al Ejecutivo nacional, a saber: la ejecución del total de lo presupuestado.
De lo asignado en la Ley de leyes para 2015 (5% de lo que correspondía), solo se había ejecutado el 26%. Tras asumir en diciembre de ese año, el Gobierno liderado por Mauricio Macri habría completado este faltante, transfiriendo unos $ 65 millones.
De este modo, y sumado a lo que le asignó el Presupuesto 2016, durante el transcurso de este año, se pagarían más de $ 360 millones al Fondo de Conservación.
El compromiso para el año que viene es que, a diferencia de lo que históricamente sucede, el total de los $ 270 millones sean ejecutados y enviados a las provincias.
Fuente: El Cronista