El primer restaurante “KM 0” de la Argentina ya funciona en Necochea.
Abrió la primera tienda sustentable Sabe la Tierra. Desde Necochea, la tienda se propone promover la creación de una nueva cultura de consumo
Basada en la confianza de las cadenas cortas, el bien común, el medio ambiente, el desarrollo local, la vida saludable y la producción sustentable.
Nace bajo el concepto de “Km 0”: que los alimentos recorran la menor distancia posible desde su lugar de origen hasta llegar a la mesa, fomentando el consumo de proximidad y de estación, priorizando ingredientes frescos vinculados al territorio y reduciendo la huella de carbono.
Luego de 8 años de haber creado los mercados Sabe la Tierra, sostenerlos y multiplicarlos, la periodista y emprendedora Angie Ferrazzini lanza este nuevo proyecto de escala local y da nacimiento a la primera Tienda Sustentable de la Argentina desde la ciudad de Necochea junto a amigos de la infancia.
Con el objetivo de seguir promoviendo la cultura sustentable, el desarrollo local, la alimentación saludable, el consumo de proximidad y el comercio justo, abre la primera Tienda Sustentable Sabe la Tierra. «Presentamos un formato que estaba faltando en la Argentina: una tienda donde se le da prioridad a los productos territoriales y de estación, generando conciencia de la importancia de apoyar el trabajo de productores de la propia ciudad. Un círculo virtuoso que estoy segura que impactará en la forma de producir y consumir”, cuenta con entusiasmo Angie Ferrazzini, fundadora de Sabe la Tierra quien se anima a este nuevo desafío junto a dos amigos de la infancia, Willie Zorzi y Troels Lerfeldt, hoy destacados arquitectos.
La Tienda Sabe la Tierra tiene la característica de contar con góndolas de productos locales y una carta pensada en función de la estacionalidad y los insumos disponibles en el radio de los 250 kms (un mapa de productores predomina en el salón de la tienda con una leyenda explicativa para que la gente pueda saber de dónde vienen los alimentos que se ofrecen y cuánta distancia recorrieron). Entre los productos zonales identificados y seleccionados hay más de 200: aceite de oliva orgánico, lácteos, frambuesas, alcaparras, miel, nueces, verduras de un colectivo de productores hortícolas locales, limones y naranjas, carne pastoril, pollos y huevos de campo, salmón blanco, besugo y brótola de pesca artesanal local, cereales, panificados, frutas disecadas, chocolates, licores, chutneys, mostazas, dulces, conservas, aromáticas, hongos de pino y cerveza artesanal, entre otros. Además de alimentos hay un sector de diseño con cuadernos cosidos a mano, bolsas y manteles estampados con tintes naturales, almohadones tejidos, individuales, canastas y cestos de papel reciclado, muñecos y caballitos de tela, velas artesanales, cuadros, jabones y vajilla de cerámica.
El espacio funciona en la ciudad de Necochea y en pleno contacto con la naturaleza, ubicado en la esquina de las calles 89 y 8, frente al Parque Miguel Lillo (único en la Argentina con 640 hectáreas y más de 1.000.000 de pinos). “Pensamos un lugar para disfrutar con todos los sentidos y vivir una experiencia diferente, que la gente pueda disfrutar de una de las vistas más lindas de Necochea y encontrar alimentos que sorprenden por su sabor, variedad y calidad. Hacemos un gran trabajo de búsqueda, selección y acompañamiento de productores, explica Angie Ferrazzini y adelanta: “Asumimos la responsabilidad de ser nexo, darle visibilidad a los emprendedores, ponerlos en valor en un lugar que suma e inspira y que se propone ser el modelo a seguir de próximas tiendas en otras ciudades, donde cada una tendrá la impronta de su región. Ese es el gran diferencial del concepto de la Tienda Sustentable Sabe la Tierra: la escala es local. Incentivamos a comprar y comer lo que hay cerca, acortando distancias entre la tierra y la cocina”.
Acerca de la propuesta gastronómica
La carta fue diseñada en función de los productos disponible en la zona y de acuerdo a la estacionalidad de los mismos (cambia según la temporada) y contó con la colaboración de Gullan Lerfeldt, otra de las socias. El 70% de los insumos de la carta es de origen local: “KM 0”. Incluye sopas y pesca del día y el producto es uno de los grandes protagonistas. Cada tarde el cocinero tiene como misión visitar a los agricultores locales, recorren juntos las quintas y cosechan especialmente para su pedido. Los panes son elaborados artesanalmente y se utiliza harina orgánica de la Reserva Natural Paititi (Sierra de los Padres, KM 127 de Necochea). Los dulces y la miel que se ofrecen en postres, waffles y tortas son de producción necochense. Los tostados salen en pan integral de masa madre. Hay hamburguesas de quínoa y de carne pastoril (Lobería, KM 49,7 de Necochea).
La Tienda abre desde las 8 de la mañana hasta las 20 hs y se sirve desayuno, almuerzo y té. En primavera proyecta ofrecer cenas los viernes y sábados.
Otra de las características distintivas del lugar es que sólo se ofrecen bebidas preparadas en el momento: limonadas con menta y jengibre, limonada de frambuesas, jugos y licuados. Los vinos son orgánicos y de pequeños viñedos.
Hay una carta especial de tes de Tealosophy y un blend Sabe la Tierra, creado por la teasommelier Inés Berton con una identidad bien de mercado. La vajilla en la que se sirve la mayoría de los platos, los cuencos y las teteras fueron diseñados por las artesanas de Magma, dos ceramistas de Necochea.
La puesta de la Tienda estuvo a cargo de los arquitectos Willie Zorzi y Troels Lerfeldt, del Estudio Willie Zorzi & Asociados y fue pensada bajo el mismo concepto de darle preponderancia a lo local.
Acerca de la arquitectura de la Tienda
El espacio, con sus grandes ventanales, transparenta el contexto natural del bosque.
Todos los materiales y tonos elegidos son calmos a la vista y suaves al tacto.
Fue primordial usar maderas como pino proveniente de bosques sustentables para parte del mobiliario, conglomerado de madera reciclada para los pisos y pallets reciclados para mobiliario y revestimiento. Las góndolas y luminarias de hierro negro diseñadas especialmente para el lugar funcionan en perfecta armonía con las carpinterías negras de los ventanales.
La utilización de chapa tradicional ondulada como revestimiento de algunas paredes ayuda al reflejo de la luz y nos recuerdan a viejos galpones.
La iluminación de led, estilo vintage, dan a la ambientación un tono cálido y acogedor.
Tres luminarias en forma de nido, hechos de palitos de madera, dan un carácter único y especial al mostrador del lugar.
Las sillas, las góndolas y los cajones fueron diseñados en equipo junto a carpinteros y herreros de la ciudad y también se eligieron muebles usados para darle una nueva oportunidad a los objetos. Y como no podía ser de otra manera, el verde también predomina en el interior: un hall frío con plantas, plantines, crasas y kokedamas dan la bienvenida al lugar.
La Tienda Sabe la Tierra es un emprendimiento que nace con la visión de promover una nueva forma de consumo e impactar de manera positiva en las economías regionales.
Estaría bueno que esto no se convierta en el nuevo negocio lucrativo.
Digo si realmente les interesa ayudar al Planeta no deberían ser productos caros y al alcance de todos.
No entiendo que tiene que ver cuidar el planeta con que no sean caros. Los productos valen lo que tienen que valer.Hoy en día dar servicios de este estilo conlleva un montón de impuestos y costos. No tiene nada que ver. Obvio que es lucrativo porque es un negocio. jajaja