Rosalía Pellegrini, de la UTT: “Tenemos el derecho de decir qué comemos y cómo se produce”
Día de la Soberanía Alimentaria. ¿Cómo lograr que los pueblos tengan una alimentación sana y producida de modo sustentable? Lo explica una de las referentes de la Unión de Trabajadores de la Tierra.
Desde 1979, cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una fecha que creó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para reflexionar sobre la nutrición. Pero desde la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 ese día se convirtió en un llamado a reflexionar sobre la soberanía alimentaria, la potestad de cada pueblo de definir sus políticas agrarias y alimentarias, sin depender de empresas internacionales.
En Argentina uno de los movimientos que impulsa la soberanía alimentaria es la Unión de los Trabajadores de la Tierra. En diálogo con Télam Rosalía Pellegrini Holzman, una de las voceras y coordinadora nacional de la Secretaría de Género de la entidad que agrupa a campesinos y productores agrícolas familiares, explicó los mecanismos mediante los cuales buscan promover una mejor alimentación y con precios más justos.
“La soberanía alimentaria es una bandera de lucha construida por los movimientos campesinos en todo el mundo que se apropian de este Día Mundial de la Alimentación para hablar del derecho a decidir la alimentación que queremos, producida como queremos y con precios justos”, explica Pellegrini Holzman, que es además productora agropecuaria.
También anticipa que este viernes desde las 11 los integrantes de la Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT) van a estar planteando estos temas en la estación porteña de Constitución. Para visibilizarlos, van a vender los alimentos que producen los productores y productoras y las cooperativas a precios simbólicos (entre 20 y 30 pesos el kilo). “Será un gran alimentazo no solo de verduras sino también de frutas y yerba, y otros productos. El precio es un gesto solidario en tiempos de pandemia pero a la vez buscamos mostrar la capacidad productiva del sector de la agricultura familiar y campesina que produce la mayoría de los alimentos que comemos”, explicó.
A continuación, otros tramos de la entrevista concedida a la agencia Télam.
¿Cuál es el concepto de “soberanía alimentaria”?
Viene muy atado a la agenda de la lucha campesina. Es el derecho de los pueblos a decidir sobre sus alimentos y su modo de producción. Pero desde la UTT logramos que se transformase en un concepto “apto para todo público”. Que una necesidades del campo y de la ciudad; de los productores y de los consumidores. Cuando nosotros salimos a hablar de soberanía alimentaria estamos cuestionándonos qué es lo que estamos comiendo, de dónde viene ese alimento, si se produce de una manera sana y también sana con la naturaleza y con aquellos que cultivan la tierra. En definitiva, sano para los que van a consumir esos alimentos.
Pero también cuestionan la cadena de intermediarios y promueven el contacto directo de los productores y cooperativas con los consumidores.
Claro. Nos preguntamos cómo llegan los alimentos a la mesa de los argentinos. Ya que accedemos a ese producto en base a una cadena de comercialización infinita donde el productor o la productora ganan centavos y los consumidores pagan sumas abismales. La UTT se pone en pie de lucha con una lechuga en la mano, para poner a la gente a reflexionar sobre qué hay detrás de esa lechuga y, a la vez, desarrollamos canales de comercialización directa como ferias, bolsones, almacenes de la UTT.
Desde la UTT impulsan un método de producción agroecológico, sin pesticidas…
Es que es parte del modelo para desarrollar la autonomía. Que los campesinos y campesinas no dependan de esa manera de producir alimentos, que no sea en total dependencia con corporaciones internacionales que te plantean desde la semilla hasta el producto para curar determinada plaga. Todo en base a síntesis química y dependiente del dólar y de un monopolio de seis empresas en el mundo.
Por eso promovemos la agroecología, la recuperación de las prácticas ancestrales de cultivo y la vinculación del agricultor y la agricultora con el ecosistema y con el proceso productivo de alimentos y no de mercancías. Lo hacemos a través del consultorio técnico popular, un método de transmisión de saberes campesino a campesino -o de campesina a campesina- que desarrolla la organización y que cada vez tiene más efectos transformando el modelo productivo. Por lo menos en el corazón de un sector que es la horticultura, donde hay una amplia dependencia de estos veneno para producir alimentos y logramos ir dejándolos de lado.
Para estas prácticas es esencial el acceso a la tierra de los pequeños productores y cooperativas.
Tenemos que partir del derecho al acceso a la tierra. En 2016, desde la UTT hicimos una propuesta de ley de acceso a la tierra para la producción de alimentos y hoy en Constitución vamos a estar hablando de eso, e impulsando el avance de ese proyecto en el Congreso. Creemos que la soberanía alimentaria tiene que ver también con políticas públicas que garanticen el acceso a la tierra para las familias productoras de alimentos y una matriz productiva que no dependa de los commodities de la tierra en función de la sojización y las economías extractivistas que son contrarias a que los bienes naturales sean de todos. Si para producir alimentos somos arrendatarios de por vida, empobrecidos, como país no somos soberanos, dependemos del sacrificio de esas familias productoras.
Entonces, no puedo promover la “soberanía alimentaria” de modo individual, teniendo una huerta en el balcón.
Nosotros queremos polemizar un poco con esa idea de plantar en el fondo, o en el balcón. Hablamos de políticas públicas, de la matriz alimentaria que tiene un pueblo. Por dar solo un ejemplo, si no producimos semillas propias, nunca vamos a ser soberanos y a poder decidir qué comemos. Porque esa soberanía tiene que ver con prácticas concretas pero también con políticas públicas.
El proyecto de soberanía alimentaria de la UTT no solo otorga derechos a las familias que tienen el rol tan importante en este paìs de alimentar al pueblo, sino que significa en un proyecto de bien común, de bienestar para el resto de la sociedad. De la posibilidad de acceder a alimentos más sanos y precios populares a todos los argentinos, eliminando agrotóxicos e intermediarios.
¿Qué sucedió con la producción y consumo de alimentos durante la pandemia?
Hoy por hoy, y más con pandemia, muchísima gente eligió empezar a consumir verduras y frutas más sanas, a partir de preguntarse qué estaba comiendo. Pero también mucha otra gente que se quedó sin trabajo encontró la opción de comercializar las verduras de la UTT o ser un nodo de distribución. Entonces se integró a un proyecto de soberanía alimentaria, de transformación social y colabora con el desarrollo de una economía popular endógena, una economía circular en la que vecinos y vecinas de distintos barrios de capital y el conurbano cultivan para vender y también le agregaron a las verduras distintos emprendimientos de desarrollan. Mucha gente cocina en base a las verduras de la UTT y de ese modo sumó una changa.
Fuente: Telam