Tráfico ilegal de animales: de cada diez animales capturados, sólo uno sobrevive
Las estadísticas indican en la Argentina se decomisan 2600 ejemplares destinados a la venta ilegal.
No solo la depredación de los bosques causa alarma en la Argentina cada año, sino que las estadísticas que pesan sobre los animales salvajes, tampoco son optimistas. De cada 10 ejemplares capturados para su venta ilegal, sólo 1 sobrevive. Y las aves representan la mitad de ese negocio fuera de la ley.
Trampas, redes y hasta armas son las formas más comunes utilizadas por los cazadores para capturar a los animales. En muchos casos, sacrifican a familias enteras y sólo se quedan con las crías. De acuerdo con estimaciones de la Dirección de Fauna Silvestre (DFS), 9 de cada 10 animales capturados mueren antes de llegar a ser comercializados.
Desde reptiles, mamíferos, anfibios, peces y hasta insectos, todos ellos son buscados por los cazadores. Entre aquellos animales que sí llegan a comercializarse, sólo 10 de cada 100 se recuperan, y únicamente 5 por ciento logra regresar a su hábitat.
Las aves representan la mitad de la venta ilegal. Loros, tucanes, lechuzas, jilgueros y cardenales son algunas de las especies más buscadas por los cazadores para luego comercializarlas como mascotas.
Desde 2012 hasta 2014, en el país se decomisaron 8000 animales víctimas del tráfico ilegal, de acuerdo con datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Sin embargo, la mayoría, no sobrevive. Luego de cada decomiso, existen diferentes instituciones en el país que rehabilitan a los animales e intentan su liberación. Una de ellas es Fundación Temaikèn que desde 2004 hasta la actualidad, rehabilitó 7300 animales en su Centro de Recuperación de Especies (CRET) y logró liberar 3000 ejemplares.
«Cada liberación implica un trabajo previo de extremo cuidado para que el animal pueda regresar a la vida silvestre. Muchas veces, cuando recibimos ejemplares que fueron víctimas del tráfico ilegal, y que han sido mantenidos como mascotas mucho tiempo, no podemos regresarlos a la vida silvestre porque adquieren una dependencia muy fuerte con el ser humano. Están acostumbrados a acercarse a las personas para recibir comida y esto les impide tener conductas adecuadas para sobrevivir en la naturaleza nuevamente», explicó a La Nacion, Carina Righi, Responsable de Conservación e Investigación de Fundación Temaikèn.
De acuerdo con WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza según sus siglas en inglés), se calcula que el tráfico de animales mueve más de 180 mil millones de dólares y es el tercer ilícito más grande en el mundo, luego de las armas y las drogas. En este marco, los traficantes están cambiando sus hábitos y han comenzado a utilizar páginas de venta por la web o las redes sociales, llegando a cada vez más compradores potenciales.
«Los traficantes venden a muchos de estos animales como mascotas, por eso es muy importante que seamos conscientes del daño que genera este negocio ilegal y ayudemos a prevenirlo, avisando a las autoridades correspondientes y evitando la compra de animales que no son domésticos», concluyó Righi.
Fuente: La Nación
Foto del mono: Archivo Mendoza Apost