Acuerdo Minero Federal, vía libre a la contaminación
Después de cuatro meses de intensas negociaciones con las provincias, el Gobierno ultima los detalles de un plan para relanzar la actividad minera en todo el país.
La intención de la Casa Rosada es multiplicar los proyectos y duplicar las inversiones en el sector para que la Argentina se convierta en una potencia regional en ese rubro.
La herramienta central de esta política -considerada estratégica por el presidente Mauricio Macri y por el ministro de Energía, Juan José Aranguren- es un proyecto de ley para establecer un nuevo Acuerdo Federal Minero. Apunta a homogeneizar las legislaciones nacional y provinciales, para darles estabilidad impositiva a los inversores, evitar conflictos con los gobiernos locales y lograr el respaldo de las comunidades donde se desarrolle la actividad. Es algo similar a lo que hizo el gobierno anterior con la actividad petrolera.
La meta es alcanzar en los próximos ocho años inversiones por US$ 25.000 millones. Es más del doble que los US$ 10.000 millones registrados entre 2007 y 2015, pero mucho menos que lo invertido en ese tiempo en Chile (US$ 80.000 millones) y Perú (US$ 52.000 millones).
Mario Das Neves, gobernador de Chubut
El “Acuerdo” plantea lograr el respaldo de las comunidades en donde se desarrollaran los proyectos mineros, algo considerado por todos como inviable, debido a la enorme oposición de los pobladores de los distintos pueblos, que como Jachal en San Juan, deben ver con los brazos cruzados como Barrick Gold contamina sus ríos. La poca percepción de la realidad es una de los pilares que ha demostrado tener este gobierno, quien poco le ha importando la contaminación que causan estos emprendimientos de minería a cielo abierto.
El Acuerdo Minero, lo saben quienes lo crearon, tendrá una pared inmensa que atravesar: las organizaciones ambientalistas que en estos años han sido las únicas herramientas de los pueblos sometidos a la minera para poder detener la corrupción y la contaminación. Dos tercios de los proyectos que se quieren fomentar con este Acuerdo están asentados en ambientes periglaciares, es decir, protegidos por la Ley. Barrick Gold acaso sea la empresa que más ha violado esta ley, la mina Veladero y Pascua Lama están sobre territorios protegidos, y sin embargo los contaminan.
Para llevar adelante este Acuerdo el gobierno nacional estudio modificar la Ley de Glaciares, para hacerle más flexible y “a la carta” de las mineras para que puedan trabajar con total libertan en zona naturales protegidas por la Ley. La ofensiva minera que el gobierno plantea no contempla marcos ambientales. El cuidado del medio ambiente no está en sus planes. “Estamos trabajando contra reloj. Necesitamos que salga rápido (el acuerdo minero) para aprovechar el viento a favor que sopla en la actividad, después de haber levantado el cepo cambiario y eliminado las retenciones“, dijo a La Nación el presidente de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados, Eduardo Cáceres, del Pro de San Juan. El plan de la Casa Rosada es lanzar el debate el 1 de Marzo, cuando se abran las sesiones ordinarias del Congreso.
Los ambientalistas ven absolutamente inviable el proyecto, y viendo el acompañamiento que estas organizaciones han tenido en los innumerables conflictos que la minería trae en los pueblos, conveniar este Acuerdo no le será fácil al gobierno. Los glaciares y los ambientes periglaciares son reservorios naturales de agua dulce que están protegidos por Ley, algunos por la propia Unesco.
“El acuerdo perjudica a las provincias y el único beneficio sería para las empresas“, lo sintetizó el secretario de Minería de Santa Cruz, Guillermo Bilardo. El gobierno busca seducir aduciendo que el Acuerdo Minero establecerá mayores beneficios para las comunidades, mayor participación en los ingresos de las provincias y “altos estándares de gestión y control ambiental”.
Lo cierto es que el gobierno busca eliminar las zonas protegidas por la Ley para darle libertad a las mineras para que operen en territorios naturales donde nacen los ríos que dan de beber a las poblaciones y son usados para regar los cultivos. El alma del proyecto es que la contaminación sea legal.
Fuentes: La Nación | El Federal
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