Medusas solares flotantes que purifican el agua y aire contaminados mientras cultivan alimentos
Las medusas, ese animal gelatinoso del que muchos sólo nos acordamos cuando coincidimos en una playa, ha servido de inspiración para diseñar Jellyfish Lodge
Jellyfish Lodge es una propuesta pionera que, siguiendo la estructura de estos invertebrados, permitiría purificar las aguas navegables contaminadas sólo con energía solar.
Con un panorama de ríos, arroyos, etc. amenazados por residuos de todo tipo, la propuesta de la arquitecta filipina Janine Hung daría respuesta a este problema que se expande por todo el mundo gracias a un cuidado biodiseño que permite recoger los deshechos sin dañar el ecosistema y captar el agua para devolverla de nuevo a su entorno, eso sí, totalmente purificada.
Además, un sistema de acuaponia para el cultivo de alimentos redondea el proyecto y sirve, a la vez, de incentivo a los vecinos de las zonas en las que se instalen los prototipos, para mantenerlos y, a cambio, obtener de ellos hortalizas y pescado.
En la práctica, Jellyfish Lodge se materializa en un diseño que cuenta, como las medusas, con una cavidad superior en la que se incorporarían paneles solares flexibles y finos de los que se obtendría toda la energía necesaria para alimentar el sistema. Por debajo de los paneles, la arquitecta filipina ha ubicado unos muros de cristal que protegen el interior de las inclemencias del tiempo y, también, de insectos y microorganismos. Un sistema de acuaponía bajo la pared de cristal permitiría cultivar todo tipo de alimentos que obtendrían sus nutrientes de cuatro especies de pescado. Además, varias esferas alrededor del sistema funcionarían como tanques y recogerían el agua después de ser tratada.
En cuanto a la depuración, los tentáculos de estas medusas de diseño atraparían la basura y reducirían el nivel de toxicidad de las aguas. Desde estos tentáculos, el agua contaminada se conduciría a unas cámaras anaeróbicas de tratamiento que se encargarían de filtar el agua recogida para, posteriormente, devolverla a su medio natural.
El sistema, que la arquitecta presentó al Concurso de Biodiseño de Inhabitat, mereció una mención de honor y despertó además el interés de la industria turística, para la que la potencialidad de este diseño no ha pasado inadvertida incluso para aplicar la idea a la construcción de alojamientos del futuro, en los que además de contribuir a depurar las aguas y a prescindir de las energías fósiles, los inquilinos podrían tener su propio huerto en la habitación individual.
Fuente: ecoinventos
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