¿Puede la agricultura orgánica alimentar al mundo?
A pesar de los millones de dólares gastados por las grandes corporaciones químicas tratando de mostrar que la agricultura orgánica no puede alimentar la rápida expansión de las poblaciones mundiales, algunos extensos y profundos estudios muestran que las diferencias en rendimiento entre la agricultura orgánica y la convencional son pequeñas y están aún sujetas a mayores reducciones.
Un artículo en el Only Organic Blog (1) cita las actas de la Real Sociedad de Londres (Proceedings of London’s Royal Society) de Dic. 10, 2014 (2) que dicen: “No encontramos diferencias significativas en los rendimientos de cultivos leguminosos y no leguminosos, perennes y anuales, y los llevados a cabo en países desarrollados o en vías de desarrollo.
En cambio encontramos el novedoso resultado de que dos prácticas agrícolas, la de multicultivos y la de rotaciones, reducen sustancialmente la brecha de rendimientos (al 9 ± 4% y al 8 ± 5%, respectivamente) cuando estos métodos eran aplicados en sistemas exclusivamente orgánicos. Estos prometedores resultados basados en estrictos análisis de grandes meta-datos, sugieren que una adecuada inversión en la investigación agroecológica para mejorar los sistemas de manejo orgánico podría reducir grandemente o eliminar la brecha de rendimientos para algunos cultivos y regiones”.
El artículo arriba mencionado del Only Organic Blog añade una muy importante observación: “El hecho es que enfocarse en los rendimientos no van a curar el hambre global o la obesidad, dos de los mayores problemas que enfrentan las sociedades modernas.
Cuando la agricultura Norteamericana trata de aumentar los rendimientos, lo hace con maíz, el que termina alimentando las vacas o los autos, no a la gente. De hecho, más de las tres cuartas partes de las calorías producidas en las granjas de Norte América van a alimentos para ganado y biocombustibles.
Necesitamos realmente cultivos de maíz de mayores rendimientos que destruyen el suelo, se escurren en los cursos de agua y proveen solo pequeñas cantidades de alimentos comestibles (historia completa: http://iopscience.iop.org/1748-9326/8/3/034015)”.
Por lo tanto podemos preguntar ¿Quién es el principal responsable del hambre en el mundo? ¿Los rendimientos agrícolas o los intereses corporativos? Monstruosas corporaciones internacionales producen semillas genéticamente modificadas y son dueños de las patentes – no dejando su multiplicación en manos de los agricultores – también producen fertilizantes y herbicidas químicos, sintetizan productos para el control de pestes y, además, frecuentemente controlan los campos de producción y la maquinaria. Un perfecto nudo corredizo para los agricultores que casi conduce a la moderna esclavitud económica.
Pero, por supuesto, esas corporaciones necesitan tener una excusa para sus mega-negocios y encontraron la mejor: el hambre del mundo. E invierten millones de dólares en publicidades engañosas o, aún peor, en investigaciones que tratan de convencer que es solo a través de las premisas de la revolución industrial que el hambre en el mundo puede ser mitigada.
Para lo cual las tierras agrícolas tienen que expandirse deforestando, las poblaciones deben traslocarse, no importa que el ambiente sea dañado, que los recursos mundiales sean destruidos, el clima cambiado y, finalmente, que la misma producción de alimentos que dicen querer promover sea dañada.
Y si el hambre del mundo no fuera excusa suficiente, han encontrado otra: la necesidad de sustituir los combustibles fósiles por combustibles agrícolas. No importa si las calamidades arriba mencionadas producidas por la revolución verde no son para la producción de alimentos, sino de combustibles agrícolas.
De otro modo, ¿Cómo sería saciada la sed por la energía requerida por sus plantas industriales? La excusa esta vez es reemplazar los combustibles fósiles. No importa que ambos combustibles produzcan emisiones cuando son quemados. Hay una sacrosanta necesidad de energía que debe producirse sin buscar modos de reducirla. O por lo menos evitando la más trabajosa búsqueda de sustitución por energías alternativas.
Por lo tanto el problema no es la diferencia entre rendimientos agrícolas. El problema es que la agricultura orgánica conduciría a la destrucción del círculo vicioso que sostiene el negocio y el valor de las acciones de esas corporaciones monstruo. Este es el principal problema y no el hambre del mundo.
Fuente: organiclatinoamerica.com.ar
(1) Orgánica puede alimentar al mundo (Emily Cassidy, Sólo Orgánica, 10 de diciembre, 2015). http://www.onlyorganic.org/organic-can-feed-the-world/
(2) http://rspb.royalsocietypublishing.org/content/282/1799/20141396